El Movimiento de Okupación Forestal en Alemania

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Tácticas, Estrategia y Cultura de Resistencia

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Las minas de lignito, las autopistas, las canteras, los aparcamientos, las minas de cal y las fábricas de dulces tienen algo en común que a primera vista podría no ser evidente—lxs capitalistas necesitan talar los bosques para hacerles sitio. Pero en toda Alemania, la gente se está movilizando para detenerlxs. Durante la última década, las okupaciones forestales y las acciones de defensa forestal han proliferado hasta tal punto que ahora podemos reflexionar sobre el movimiento en su conjunto.

El texto en rojo de este informe es una adaptación del libro Klimakämpfe — Wir sind die fucking Zukunft.

Juntxs contra la megamáquina: en esta foto de 2014, un año antes de que comenzaran las acciones masivas de “Ende Gelände”, vemos a un pequeño grupo de personas que se dirige a bloquear una de las excavadoras en una mina de carbón. Precisamente al fijarse objetivos aparentemente inalcanzables, los pequeños grupos pueden experimentar con tácticas que luego sentarán las bases para realizar acciones masivas y conseguir victorias.


Por Toda Alemania

Desde el 26 de febrero de 2021, se ha estado okupando un bosque cerca de Ravensburg llamado Altdorfer Wald. Una cantera amenaza la existencia del bosque y algunxs activistas, que anteriormente habían construido campamentos climáticos y casas en los árboles en el centro de la ciudad de Ravensburg, decidieron vivir en el bosque para protegerlo. Por el momento, esta okupación no está amenazada de desalojo.

El día de la okupación cerca de Ravensburg, en el otro extremo de Alemania, la policía inició el desalojo de un pequeño bosque okupado en el centro de la ciudad. En Flensburg, en octubre de 2020, la gente comenzó a construir casas en los árboles y plataformas, para salvar árboles que debían ser talados para construir allí un hotel y un aparcamiento.

Pocos días antes del final de la temporada legal de tala, lxs inversorxs enviaron desalmadxs mercenarixs armadxs con motosierras para talar los árboles, a pesar del riesgo que conllevaba para lxs activistas. La política local recompensó el delito de lxs inversorxs solicitando más fuerzas policiales para atacar y desalojar la okupación, en el mismo momento en que Flensburg era uno de los puntos críticos de la mutación COVID-19 en Alemania.

Hablando de la pandemia, Lxs Verdes ha perdido en Hessen el apoyo incluso entre la gente de clase media, ya que no solo defendieron la nueva autopista A-49 y, como resultado, grandes talas en Dannenröder Forest, Herrenwald y Maulbacher Wald, sino que, además, inició un desalojo que duró semanas en noviembre de 2020, a pesar de que la región también era un punto crítico de COVID-19. Las okupaciones en estos bosques habían comenzado en 2019; algunxs manifestantes aún permanecen en la zona, ya que la autopista aún no está construida, a pesar de que los árboles que se encontraban en el futuro trazado ya han sido talados. Una de las acciones más espectaculares consistió en unir Danni y Herri con una cuerda de 300 metros de largo.

Probablemente para sorpresa de muchxs de lxs involucradxs, otra okupación ha tenido éxito: el 21 de febrero, cerca de Halle (Westfalen), lxs manifestantes okuparon el bosque Steinhausener donde la fábrica de dulces Storck tenía la intención de expandirse. Menos de una semana después, mientras lxs okupas esperaban el desalojo, la empresa decidió cambiar de planes. Al menos por el momento, el bosque está a salvo.

En Wuppertal, en Osterholz, cinco hectáreas de bosque están en peligro debido a una mina de cal. El Kalkwerke Oetelshofen tiene como objetivo almacenar sus escombros allí donde hoy hay árboles. La gente ha estado okupando el área desde agosto de 2019. Al igual que ocurre en todas partes, lxs capitalistas que se están beneficiando de los bosques destruidos, buscan vender su propaganda como una “discusión objetiva”, se quejan de una supuesta “difamación” y enfatizan que su negocio es relevante para el sistema. De hecho, cualquier negocio capitalista es relevante para el sistema, pero como el sistema en sí mismo es la raíz del problema, este argumento no convence a quienes quieren cambiarlo. En cualquier caso, por el momento, no se les permite talar el bosque.

En Wilhelmsburg, en Hamburgo, en un bosque llamado WiWa (Wilder Wald, bosque salvaje), la gente construyó casas en los árboles después de que la ciudad declarara el área como área potencial de desarrollo. Lxs activistas del bosque desarrollaron plataformas en los árboles, pero probablemente este no sea el tipo de desarrollo al que lxs políticos dan la bienvenida.

Además, se mantienen okupaciones forestales en dos pueblos de Renania que están amenazados por la extracción de carbón. La okupación en Keyenberg data de septiembre de 2020, mientras que la de Lützerath acaba de comenzar el 16 de enero de 2021. La resistencia allí está estrechamente relacionada con la gente que está tratando de salvar estos lugares okupando casas que la RWE quiere demoler, o trepando a la maquinaria de construcción.

Finalmente, también encontramos la (todavía) okupación de defensa forestal más famosa de todas, en el bosque de Hambach. Okupado por primera vez en 2012, ha sido desalojado y vuelto a okupar varias veces. En enero de 2020, lxs políticxs decidieron que Hambi no debería ser completamente destruido, después de que la mayor parte ya lo había sido, pero la okupación aún permanece. Recientemente, algunas personas de Hambi publicaron el número 5 del zine bilingüe Shitbarricade.

Bosque de Hambach.

Y para aquellxs a quienes les gustan los viajes internacionales, hay okupaciones en Polonia, Suiza y Francia, así como luchas en Suecia y Bélgica que están conectadas con las de Alemania. Pero analizarlos más exhaustivamente excedería el alcance de este artículo.


Esparcir Semillas, Echar Raíces

Las okupaciones forestales parecen estar extendiéndose por toda Alemania. En el bosque de Hambach, que está siendo destruido para hacer sitio a las multinacionales de lignito, en el momento culminante de la okupación, antes de la evacuación de 2018, lxs okupas forestales habían construido más de 70 casas en los árboles. Familias enteras acudieron al bosque para construir barricadas juntas.

En Dannenröder Forest, en el que lxs contratistas talaron un pasillo para la futura construcción de una autopista, lxs manifestantes levantaron más de 500 barricadas, casas en los árboles y otras construcciones entre 2019 y 2020. El desalojo en Danni llevó más de dos meses y en él tomaron parte hasta 2000 policías cada día, presentándose más de 2000 cargos contra activistas.

¿Cuáles son las razones para esto? Hace quince años, muy poca gente trepaba a los árboles para salvar los bosques, crear conciencia sobre la expansión de los aeropuertos o la minería de lignito y oponerse a la destructividad del capitalismo. Hoy en día, cientos de personas participan en las luchas por salvar el bosque de Hambach, el bosque de Dannenröder e incluso algunos pequeños bosques urbanos.

Bosque de Hambach.


En 2003, conocí Lakoma, un pequeño pueblo sorbio cerca de Cottbus. Lxs habitantes ya habían sido reasentadxs en tiempos de la RDA, pero la demolición de las casas se retrasó por la reunificación y lxs artistas decidieron revitalizar el lugar. Se había construido un granero cultural y una “Wagenplatz”, y algunas de las casas estaban okupadas. Pasé la noche en una carreta, participé en okupaciones de árboles, y di paseos por los restos del pueblo. Al pasar por esculturas de madera de la resistencia, casas derruidas y baños medio demolidos, comencé a darme cuenta de que, el despiadado desplazamiento de las minorías para la extracción de recursos no solo estaba sucediendo muy lejos, sino también aquí mismo.

Años después, me enteré de que en la RDA había incluso una canción infantil sobre el carbón, la canción de la estufa (Ofenlied): “Buenos días querida estufa, tenemos tanto frío. Por eso, arde querida estufa para que no nos congelemos más. No tengo carbón, yo también estoy fría. Pídele carbón a la excavadora, en el valle detrás del bosque. Buenos días, querida excavadora, en el valle detrás del bosque. Danos carbón, porque nos estamos congelando y la estufa está fría. No tengo carbón, mis cubetas están vacías, pide a la tierra carbón en el pozo negro y pesado. Buenos días querida tierra, en el pozo negro y pesado. Danos carbón, porque nos estamos congelando y las cubetas están vacías. Solo tienes que cogerlo, dice la tierra, trae la excavadora. Enciende el fuego en la estufa, y no os congelaréis más”.

Pero el carbón estaba y también está profundamente arraigado en la cultura de Alemania Occidental. Lxs aficionadxs del Borussia Dortmund en el estadio y los coros de niñxs todavía hoy cantan la Steigerlied (canción de lxs mineros), y muchas familias cuentan con orgullo que sus parientes trabajaron o incluso perecieron en las minas de hulla o lignito. La eliminación progresiva del carbón no es solo una cuestión técnica y una necesidad de política climática; también requiere un replanteamiento cultural.

La okupación “Herri” frente a la autopista A49.

¿Por Qué Defender Bosques? ¿Por Qué Ahora?

¿Por qué hay tanta gente involucrada en la defensa forestal en Alemania?

No es el conocimiento científico sobre el cambio climático.

El Club de Roma publicó “Limits to Growth” en 1972. Desde entonces, lxs científicxs han renovado constantemente llamamientos urgentes en pro del cambio.

No es el fracaso de la política.

Algunxs de lxs que están comprometidxs hoy, aseguran que se unieron a las luchas por el fracaso de la política. Ciertamente, el hecho de que los esfuerzos políticos para lograr reformas hayan fracasado, es una buena razón para buscar estrategias más eficientes y satisfactorias. Pero lxs políticxs siempre han fracasado siempre en el cumplimiento de sus promesas—esto no es nuevo. ¿Es el fracaso de la política más evidente hoy que en el pasado?

Más bien, el discurso ha cambiado y esto ha dejado al descubierto su fracaso.

¿Quién cambió el discurso?

Sin duda, este cambio de discurso es un avance positivo—a diferencia de muchos otros, como la proliferación de ideologías de derechas y tendencias antisemitas. No se trata solo de aumentar la concienciación sobre los problemas climáticos o ambientales, sino también de transmitir ideas emancipadoras, como la idea de que es efectivo y legítimo emplear la acción directa para cambiar la sociedad.

¿Quién cambió este discurso? ¿Fueron Activistas que aparecieron en entrevistas de televisión? ¿Los incendios provocados en los cables que mantienen las minas de carbón? ¿”Fridays for Future”? ¿Las protestas masivas de Ende Gelände en las minas de carbón? ¿Sabotajes en las vías del tren de las centrales eléctricas de carbón? ¿Las ONG? ¿Iniciativas locales? ¿Lxs primerxs activistas que creían en la acción directa, a pesar de enfrentarse a obstáculos aparentemente invencibles? ¿Todxs ellxs juntxs?

Echemos un vistazo más de cerca.

Una iniciativa local (BI Bahnhofsviertel) que apoya la okupación de Flensburg.

Iniciativas Ciudadanas

Las iniciativas locales de aquellxs que se ven directamente afectadxs, son un elemento crucial en el éxito de los grandes movimientos. La experiencia local y el trabajo continuo durante años y décadas no pueden ser proporcionados por grupos de activistas ni por ONG centradas en el trabajo a nivel nacional. Las BI (“Bürgerinitiativen”—iniciativas ciudadanas) son también indispensables para que la resistencia arraigue en las regiones. En fases de poco interés son, a menudo durante años, lxs únicxs que trabajan para resolver estos problemas. A las grandes asociaciones les gusta recurrir a sus conocimientos en caso de duda —a menudo, por desgracia, sin valorar adecuadamente su trabajo— y, sin embargo, estas iniciativas a menudo se olvidan, porque durante las fases en las que están sucediendo muchas cosas, no son necesariamente el centro de atención.

Por ejemplo, lxs Buirer for Buir organizan regularmente acciones de “línea roja” en las que forman líneas simbólicas, con pancartas, banderas y camisetas rojas, entre la mina a cielo abierto de Hambach y el bosque amenazado. Proyectan películas y realizan actos educativos, participan en mítines y marchas y en alianzas contra la demolición de más pueblos por la industria del carbón. Puede parecer insignificante, pero es importante—especialmente en estos tiempos de rápida evolución—que algunas personas se movilicen continuamente en torno a estos temas.

Fridays for Future

En diciembre de 2018, tres meses y medio después de que Greta Thunberg comenzara a hacer huelga en Estocolmo, tuvieron lugar en Alemania las primeras acciones vinculadas a ella. Solo dos meses después, grupos regionales en más de 150 ciudades de toda Alemania organizaron huelgas escolares los viernes. El 15 de marzo de 2019, unas 300.000 personas participaron en acciones en más de 200 ciudades a nivel nacional; este número creció aún más en el verano de 2019, con acciones en más de 500 ciudades.

Me parece extraordinario, que tantxs estudiantes se estén organizando con tanto compromiso y perseverancia. Su mayor logro ha sido poner en la agenda social, de manera clara, el debate sobre la política climática. Angela Merkel ha respondido con una estrategia engañosa en la que pretende abrazar las protestas. FFF es “una muy buena iniciativa”, dijo, afirmando que “apoya firmemente a lxs estudiantes que toman las calles y luchan por la protección del clima” y que las protestas “ciertamente han impulsado al gobierno federal a acelerar”. Esperemos que nadie crea esa propaganda.

Fridays for Future.

Las protestas de Fridays for Future son heterogéneas. Mientras que, en algunos lugares, lxs participantes se solidarizan abiertamente con la okupación del bosque de Hambach y se posicionan de manera crítica contra la política basada en reivindicaciones, en otros lugares, dejan que lxs alcaldes tomen la palabra en sus manifestaciones o se sientan en mesas redondas con lxs políticxs.

Jakob Blasel, uno de lxs portavoces de la filial alemana de Fridays for Future, describe cómo fue a la oficina de Peter Altmaier, el ministro alemán de Economía y Energía. Supo que Altmeier había invitado a la manifestación a acudir al ministerio, para utilizar todo el asunto como un acto de relaciones públicas. Entonces, en lugar de darle a Altmaier la oportunidad de dirigirse a lxs huelguistas, le hizo llegar el mensaje de que lxs estudiantes querían explicarle por qué estaban luchando. Lo hicieron en una conversación de media hora, tras la que la Secretaría del Ministerio expresó su esperanza de que Altmaier pudiera hablar en la manifestación. Lxs huelguistas dijeron que no. Altmaier, sin embargo, apareció y fue abucheado, acallado y expulsado de la manifestación, debía irse al ministerio y hacer allí su trabajo. Y, sin embargo, la fotografía de la conversación en su despacho también llegó a muchos medios. Aunque Blasel enfatiza que Altmaier obviamente “no entendió el mensaje”, se aprecia, sin embargo, que se enorgullece de haber hablado con el ministro.

Jakob Blasel de Fridays for Future visitando a Peter Altmaier, el ministro alemán de economía y energía.

Es ambivalente: aunque la FFF a menudo identifica a lxs políticxs como parte del problema, muchas de sus reivindicaciones se dirigen a ellxs. Aunque se les acusa de haber fracasado, al mismo tiempo se presupone—unas veces de manera explícita y otras implícita—que ese fracaso es debido a la falta de información. Creo que esto último es una ilusión falsa e ingenua. Si la conducta destructiva lo fuera solo por falta de información, nos encontraríamos ante un número impresionante de personas desinformadas en altos cargos políticos. En ese caso, la información por sí sola bastaría para resolver los problemas. Por consiguiente, aunque en mi opinión de manera equivocada, FFF ha tomado la decisión de presentar sus propias reivindicaciones. Esto se ha hecho patente en la afirmación de que la política necesita una línea de acción clara.

Pero lxs que toman las decisiones no están desinformadxs. Más bien, por inconcebible e inimaginable que esto pueda ser para algunxs, están optando deliberada y conscientemente por beneficios corto plazo, y lo hacen con pleno conocimiento de las dramáticas consecuencias que esto conlleva. Hacen esto simplemente porque es beneficioso para sus carreras, en resumen, por puro egoísmo.

Además del riesgo que corre de que actores externxs se apropien del movimiento, otro gran peligro al que se enfrenta FFF es su pacificación desde dentro. Si bien al principio había reivindicaciones más radicales, a mediados de 2019 leí en fridaysforfuture.de, que se debería implementar la eliminación del carbón en Alemania para 2030. Es triste lo rápido que suavizaron sus reivindicaciones debido a las supuestas necesidades de la realpolitik. Por supuesto, esto no debería sorprendernos cuando una de las portavoces, trabaja en paralelo con Lxs Verdes. Afortunadamente, esto no está exento de críticas internas, que le acusan de culto a su persona y de política de carrera.

Protestas Masivas: Ende Gelände

Lo que al principio era más bien un eslogan unificador y una alianza de diferentes grupos, pronto se convirtió en la marca de un grupo de iniciativas y personas capaces de poner en marcha un determinado tipo de acciones masivas: Ende Gelände. La imagen es, sin duda, impresionante: miles de personas, vestidas con mascarillas antipolvo y monos de pintor blancos, entran en las enormes minas a cielo abierto y bloquean las excavadoras. Su presencia paraliza la planta, imposibilitando seguir excavando. Al mismo tiempo, otras tantas personas bloquean las vías por las que otros días se transporta el carbón de la mina a la central eléctrica. Debido a la falta de suministros, la central eléctrica debe reducir su rendimiento.

Ende Gelände.

Ende Gelände ha estado organizando acciones masivas desde 2015, principalmente en la zona renana de extracción de lignito. En el primer año participaron alrededor de mil activistas y en el verano de 2019, según sus propios datos, hasta seis mil personas tomaron parte en los bloqueos e intentos de bloqueo.

Ende Gelände es una acción participativa—un concepto que permite explícitamente, que personas con poca o ninguna experiencia en la acción, también participen. Con días de antelación, se organizan en grupos de afinidad para poder cuidarse mutuamente durante la acción. Simulan romper cordones policiales y practican como limpiarse los ojos del gas pimienta. Empacan sacos de paja para utilizarlos como cojines en los duros raíles. Cuando parten el día de la acción, se crea una atmósfera incomparable, una dinámica llena de expectativas, determinación, miedo—o al menos respeto— y cánticos ensordecedores. Muchas personas y grupos de otros países están presentes, intercambiando experiencias y celebrando debates.

Al preparar las acciones, Ende Gelände desarrolla un “Aktionskonsens” (consenso de acción) que describe el marco de las acciones previstas. Por lo general, incluye un compromiso con las acciones masivas anunciadas y una descripción de la conducta a seguir.

En 2019, este consenso incluyó lo siguiente:

“Nos comportaremos con calma y prudencia, no pondremos en peligro a ninguna persona. Bloquearemos y okuparemos con nuestros cuerpos, el objetivo no es destruir ni dañar las infraestructuras. No permitiremos que los obstáculos de la edificación nos detengan. Bordearemos o atravesaremos los cordones policiales o de la seguridad de la planta. Nuestra acción transmitirá una imagen de diversidad, creatividad y apertura. Nuestra acción no está dirigida contra lxs trabajadorxs de RWE, las empresas contratadas por RWE o la policía. La seguridad de lxs activistas participantes, lxs trabajadorxs y todxs lxs involucradxs es nuestra máxima prioridad. Nos estamos preparando bien para un viaje seguro a nuestros lugares de acción.”

Ende Gelände es gratificantemente claro en su crítica del sistema económico existente, afirmando online, “Sin un alejamiento del capitalismo fósil, no es posible una lucha seria contra la crisis climática ni la justicia social global. Se necesita una profunda transformación socioecológica para lograr una buena vida para todxs.”

Ende Gelände trabaja para cambiar el discurso de la sociedad en su conjunto, es decir, lo que se puede decir y pensar. Aquí es precisamente donde reside su gran mérito.

Y, sin embargo, después de los fines de semana de acción, no solo me siento abrumadx por la cantidad de personas que están dispuestas a correr riesgos personales, sino que también me hago preguntas. Me pregunto si la oferta de este tipo de acción prefrabricada conducirá a que las personas simplemente consuman de manera ciega este modelo, sin entenderse a sí mismas como una parte estructural de la acción. Me pregunto hasta qué punto el marco de acción se entiende realmente como un consenso negociado de las partes interesadas o se percibe como una ley ineludible.

Ende Gelände.

En mi opinión, un movimiento no es particularmente fuerte cuando hace lo mismo una y otra vez de manera casi folclórica, sino cuando es impredecible e incontrolable. Esto es lo que echo en falta en Ende Gelände. Si bien compruebo que con este enfoque se puede y debe transmitir y ofrecer cierta seguridad a lxs nuevxs activistas, los actos ritualizados y predecibles acabarán en algún momento por fracasar políticamente, tanto a nivel interno como externo, y por lo tanto dejarán de tener sentido.

En un informe de evaluación, la oficina antinuclear de Hamburgo escribe sobre Ende Gelände:

“Es necesario para la supervivencia de un movimiento tomarse en serio a sí mismo y sus propios objetivos. El objetivo de hacer frente a la actividad de las centrales eléctricas de carbón a través de la intervención directa, no se termina con la difusión de imágenes de este proyecto en los medios de comunicación, sino que también debe incluir el intento práctico de implementarlo.

“Nos tomamos en serio el cierre de las centrales eléctricas de carbón”; se hizo concreto, no en los momentos en los que “Ende Gelände” era simplemente un lugar predeterminado, sino cuando la gente que formaba parte de la acción tomó las riendas, rompió con la estructura de la campaña, y se salió del guión por su cuenta. En este punto, el poder del movimiento se vuelve inmediatamente visible. Al tomarse en serio su objetivo de cerrar la planta de energía, la gente pudo ir exactamente donde realmente perjudicaba a lxs explotadorxs y para lo que la campaña no podía ofrecer planes. Los aullidos de ira de la policía, lxs explotadorxs y lxs políticxs, provocados por esta determinación, muestran claramente que después de dos días de abrazos [es decir, de rodear la planta sin afectar realmente su funcionamiento], por fin habíamos encontrado el punto de presión en el que se hacía daño a la oposición política.

“La bendición y la maldición de las campañas de los movimientos es poder crecer, pero también tener que hacerlo. Cada campaña tiene que superar a la anterior para seguir transmitiendo la esperanza de ser el punto de actuación más importante del movimiento en ese momento. Esto es muy desafortunado, pero aparentemente no se puede cambiar ad hoc. A la larga, lo único que ayuda es construir continuamente centros sociales de resistencia, y negarse a si mismo el saltar de una campaña a otra. Sólo así, es posible reorganizar la resistencia y tener un efecto duradero tras la ruptura de un ciclo de movimientos, como se logró en el Wendland”.1

“¿Qué pasa si una parte significativa de la población todavía encuentra el asalto a una central eléctrica de lignito más escandaloso que su mera existencia?” Pregunta la revista Arranca en el número #53. Resumen que, las acciones de Ende-Gelände son “para algunxs, una expresión de militancia masiva, y para otrxs, una acción masiva pacífica y desobediente”. La forma de acción se adapta a diversos estados subjetivos de conciencia—y los amplía sin hacer de la cuestión de la militancia la cuestión central”.

Foto de una acción que bloqueó las autopistas en toda Alemania.

Sabotaje

Lxs activistas militantes suelen comunicar sus análisis y técnicas a través de cartas de reivindicación. Como intentan permanecer en el anonimato debido al alto riesgo de represión, tratan de expresarse en los medios de comunicación a través de las propias acciones y comunicados escritos. Los numerosos y muy emotivos debates que siguen a los ataques de lxs militantes demuestran que las acciones, además de la innegable injerencia en el normal funcionamiento de las minas de carbón a cielo abierto, pueden hacer al menos una cosa más: provocar polémicas.

El 13 de abril de 2016, el periódico Aachener Zeitung informa sobre un acto de sabotaje en una torre eléctrica, que sostiene las líneas que abastecen a la mina a cielo abierto de Inden. Se utilizó una amoladora angular para serrar el mástil justo por encima de los cimientos.

Un comunicado reivindicando esta acción apareció en linksunten.indymedia, en parte de este se podía leer:

“Esta noche, del 11.04.16 al 12.04.16, intenté apagar las luces de la mina a cielo abierto de Inden. Para expresar mi enojo por la extracción de lignito en curso y la represión contra las personas que se oponen a ella, comencé a derribar un poste de electricidad entre Fronhoven y la central eléctrica Weisweiler. Este mástil lleva las líneas que abastecen de electricidad a la mina a cielo abierto y que permiten trabajar allí. Aunque el mástil todavía está en pie en este momento, está dañado hasta tal punto que probablemente RWE tendrá que tirarlo él mismo. Era consciente de los riesgos para mí, pero creo que es necesario tomar medidas drásticas en la lucha por un mundo mejor …”

“Para lograrlo, debemos dejar de pensar en categorías de buena y mala resistencia y ser solidarixs entre nosotrxs. La resistencia de castor solo pudo tener éxito porque las acciones militantes y pacíficas se complementaron entre sí. ¡Cambia tu proveedor de electricidad! ¡Okupa casas, oficinas y excavadoras! ¡Bloquea caminos de acceso y procesos de trabajo! ¡Tala postes de energía en lugar de árboles! ¡Lo que yo me he atrevido a intentar, lo habrías podido hacer hace mucho tiempo!”

Un vehículo perteneciente a RWE, quemado en Renania.

Pocos días después, el 25 de abril de 2016, otro acto de sabotaje golpeó la mina a cielo abierto de Hambach. El Aachener Zeitung escribió ese día, que había sido un acto de sabotaje sin precedentes. Un incendio debajo de un puente de cables provocó un cortocircuito y paralizó temporalmente toda la mina a cielo abierto, incluida la excavadora principal de carbón. Una vez más, hubo un comunicado reivindicando su autoría:

“Nos presentamos como lxs responsables de la interrupción de la mina de lignito de Hambach el pasado domingo 24 de abril de 2016 por la mañana. Elegimos como objetivo de nuestro ataque las tomas de tierra expuestas entre el búnker de carbón y el punto de recogida de las cintas transportadoras. Todas las excavadoras, apiladores y cintas transportadoras están conectadas a estos cables. Los cables van desde la subestación situada en el extremo occidental de la mina, cerca de Oberzier, donde se transforma la tensión de 280kV a 30kV, hasta el punto de recogida de los cables a través de un andamio de acero, a una altura de entre 20 y 200 cm. Incluyendo el aislamiento, tenían unos 10 cm de grosor. Para asegurarnos que el mayor número de cables posible era afectado, colocamos una enorme cantidad de gasolina bajo los cables y la encendimos. No había edificios ni equipos cerca del lugar del incendio a los que pudiera haberse propagado el fuego. Tampoco había gente allí. Los diversos apagones fueron acompañados por brillantes destellos visibles en toda la mina. Estos fueron causados por las descargas de los cables de alimentación una vez que su aislamiento se había fundido. Nuestra acción no sólo se dirige contra RWE, sino también contra las condiciones imperantes. En un mundo en el que los intereses del capital están en primer plano y el aparato de poder impone despiadadamente sus intereses cortoplacistas contra toda razón, así como contra el hombre y la naturaleza, es necesaria una resistencia radical. Queremos oponernos a este sistema con un claro “NO”, como un primer paso para derribar estas relaciones de poder en algún momento. (. . . )

“El intento de mediación entre RWE y la resistencia al lignito pone de manifiesto las relaciones de poder en juego. La mediación significa pedir a la resistencia que sea menos radical, menos “mala” con el RWE, o en otras palabras: “la resistencia no debe molestar” aceptando la existencia de RWE y su obra destructiva como un hecho. Es decir, se acepta la violencia autoritaria legitimada por la dominación, que reside en la extracción y conversión del carbón en electricidad; la violencia rebelde que se resiste a ella aparece como ilegítima… El resultado sólo puede ser una garantía de continuidad para RWE, que ahora también cuenta con la bendición de parte de la oposición. De la parte que se ha dejado incluir en el procedimiento de conciliación. La resistencia se divide en la parte eliminada e integrada y la parte restante ilegítima y aislada. Cuando la gente afirma que una acción de este tipo perjudicaría a la resistencia, habla de la consideración del poder de lxs gobernantes para dividir la resistencia en buena y mala. El mal es lo que duele, lo que molesta de verdad y es eficaz.”

“El Kölner Stadt-Anzeiger escribe: ‘Incendios provocados, violencia contra las personas, okupaciones de excavadoras y destrucción insensata de instalaciones técnicas con el objetivo de paralizar las minas a cielo abierto y las centrales eléctricas: la ferocidad de los actos criminales va en aumento’. Sin embargo, las okupaciones, los incendios y los bloqueos no son insensatos, sino que frenan precisamente la furia destructiva de RWE. Lo que perjudica a la resistencia es la obediencia al poder y a sus medios de comunicación, que intentan decirnos lo que es bueno y lo que es malo. Debemos hacer caso a nuestra conciencia y a la razón, no a los medios de comunicación. Con nuestra acción hemos ofrecido la prueba de que una militancia inteligente y cuidadosa, con un peligro moderado y justificado para unx mismx, puede poner fin a las operaciones normales de RWE. Nuestra acción podría haber sido realizada por cualquier grupo pequeño. Para ello no se necesitaron habilidades, conocimientos o accesos especiales. Toda la información necesaria es pública.”

“¡Por una resistencia radical, decisiva y directa! ¡Por un mundo que no sea destruido por los intereses del capital!”

Según informes de indymedia, este último acto encontró imitación un año después:

“El 24. 12. 2017 prendimos fuego a los cables que suministran electricidad a la mina a cielo abierto de Hambach. Así que al menos una parte de la enorme maquinaria que había allí fue retirada del servicio. En este caso, los cables estaban situados en el mirador de la mina a cielo abierto (la que está después de Terra Nova).

¡Detener el carbón ahora! A RWE: ¡Feliz crisis y nuevo miedo feliz!”

En la página web de la okupación forestal de Hambach estalló el debate:

“Legítimo? Creo que los medios deben elegirse de la forma más adecuada posible. ¿Por qué golpear a alguien en un conflicto cuando una conversación lo habría solucionado? ¿Por qué matar a un atacante cuando se le puede incapacitar con un solo golpe? No puedo determinar de antemano qué efecto tendrán los actos de sabotaje en la resistencia. Lxs saboteadorxs ciertamente tampoco pudieron hacerlo. Pero tuvieron el valor de intentarlo, y por ello les estoy agradecidx. Porque para acabar con las minas a cielo abierto, hace tiempo que se intentó dialogar. En vano. Se acometieron acciones legales. En vano. Educación, manifestaciones, cadenas de luces, cadenas humanas. Sin poder detener la destrucción por sí mismxs. Desobediencia civil, okupaciones, bloqueos. Tal vez se mueva un poco. Pero el cambio climático y sus devastadoras consecuencias continúan. Ni siquiera se ha producido una disminución de las emisiones.

“Además, el precio para las personas que se dedican a la desobediencia civil está subiendo. Las demandas civiles y las reclamaciones por daños están diseñadas para hacer que lxs activistas se callen amenazándolxs con la ruina financiera o el encarcelamiento. Quienes lo evitan permaneciendo en el anonimato, negándose a dar sus datos personales y huellas dactilares a la policía, son maltratadxs en la comisaría, o detenidxs arbitrariamente cerca de las okupaciones y encarceladxs durante horas. La consecuencia lógica son acciones que trastocan o paralizan las operaciones y donde lxs actorxs no caen en manos de la policía y la seguridad privada”.

Las acciones militantes también se discutieron en Climate Camp 2016, aquí un fragmento de uno de los periódicos que se colgaban en los baños públicos del campamento climático:

“Las acciones que prescinden de una estética de militancia de fuego y coches de policía destruidos podrían, según el Marco de Acción, ser “igual de eficaces en su efecto de bloqueo”. En esta formulación, parece como si la “eficacia” per se fuera el criterio más significativo para juzgar las acciones. Nosotrxs no lo vemos así, sino que abogamos por una ponderación (riesgo, eficacia, empleabilidad, conectividad, etc.). Sin embargo, si se recurre a la eficacia, consideramos que la afirmación anterior es sencillamente errónea, a la vista de los fallos operativos y los daños causados en los últimos meses, por ejemplo, por los incendios provocados (incluido el cierre parcial de una mina a cielo abierto durante varios días). Por supuesto, esto no significa que los bloqueos no sean útiles. Sin embargo, medidos sólo por su eficacia de bloqueo, son menos eficaces, aunque mucho más fuertes en otros niveles como la conectividad, la simpatía pública, etc.

“Contra Volk y Wagen”. Una protesta de Block Volkswagen.

Resiliencia y Continuidad

Lxs okupas ganaron notoriedad a nivel nacional en el verano y el otoño de 2018, pero las okupaciones en este bosque ya existían desde abril de 2012. En ese momento, lxs activistas podían merodear por allí y escapar fácilmente porque la okupación estaba en las proximidades de la salida de la autopista. Hoy, la autopista de Colonia a Aachen está más al sur; fue reubicada a una distancia de varios kilómetros debido a la minería a cielo abierto.

En noviembre de 2012, la policía llevó a cabo la primera gran operación de desalojo en el bosque okupado. Se necesitaron cuatro días para sacar a uno de lxs okupas ilegales de un túnel subterráneo. Con gratificante naturalidad, la llamada a la reokupación se produjo poco después, y en septiembre de 2013 comenzaron a aparecer nuevas cabañas, barricadas y casas en los árboles. Durante los años siguientes, estas se convirtieron en varias aldeas en el bosque. Hay señales en algunas intersecciones a lo largo de los senderos en las partes restantes del bosque. Me dirigen a ‘Oaktown’ o ‘Beechtown’, se indica la dirección a ‘Lorien’, o el camino de regreso a la pradera. ‘Mordor’ está escrito en la flecha que apunta hacia el paisaje lunar de la mina a cielo abierto.

Al preguntar en el bosque de Hambach sobre Ende Gelände, podríamos obtener la respuesta de que Ende Gelände aparece solo una vez al año para atraer la atención masiva de los medios sobre el tema de la extracción de lignito mientras deja a lxs activistas solxs en los árboles en invierno. También nos contarían que las personas que participan en las acciones de Ende Gelände no aprenden a realizar acciones en grupos pequeños, porque solo tienen la experiencia de seguir a algunxs líderes para bloquear la infraestructura.

Definitivamente, esta es una cara de la moneda. Pero, aun así, algunxs de lxs participantes en las protestas masivas no se sienten cómodxs simplemente consumiendo planes que algunxs funcionarixs idearon a puerta cerrada. Gracias a grupos como “Zucker im Tank” (“azúcar en el tanque”) que han ofrecido talleres en los campamentos de Ende Gelände, se han desarrollado lazos entre Ende Gelände y grupos de afinidad autoorganizados. Lxs “Anti-Kohle-Kids” (niñxs anti-carbón)—en alusión a la anterior jefa de la CDU y hoy ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, y cuyo lema es “Haz que AKK sea de nuevo positivo”—están estableciendo vínculos entre Fridays for Future y Ende Gelände. Y por último, las visitas guiadas realizadas por el guía forestal Michael Zobel a través de Hambi, presentaron a lxs okupas forestales a miles de visitantes, explicando la singularidad del bosque en una frase y la función de las casas en los árboles en la siguiente.

Pero, por supuesto, en todos estos grupos también podemos encontrar personas que creen en las soluciones estatales. Una de las portavoces de Fridays for Future Germany forma parte de las juventudes de Lxs Verdes; una ex portavoz de Ende Gelände es ahora candidata al Bundestag [la cámara baja del parlamento alemán]. Algunas de estas personas podrían estar egoístamente buscando oportunidades para mejorar sus carreras; otras probablemente sean ingenuas.

Dentro de una casa en un árbol en Flensburg llamada Rødgrød.

De Qué Trata Realmente

Pero el movimiento de okupación forestal es más que un intento de influir en las decisiones que toman lxs políticxs en los salones del poder. Experimentamos la necesidad de optimizar cada faceta de nosotrxs mismxs dentro de esta realidad capitalista, esto aumenta el atractivo de espacios donde podemos probar una forma de ser totalmente diferente, lugares donde no importa si tenemos un título académico ni dónde nacimos. Lugares donde podemos desarrollar nuevas maneras de tomar decisiones. Lugares donde compartimos en lugar de competir incesantemente. Donde nos atrevemos a vivir como queers kinkis, donde intentamos ser straight-edge, donde conocemos gente maravillosa y participamos en debates desafiantes. Lugares donde al menos podemos empezar a soñar con un futuro mejor. Lugares donde la gente puede soportar una respuesta honesta e incómoda a la pregunta “¿Cómo estás?”

Y aunque las experiencias de participar en el movimiento de okupación se asocian en su mayoría con experiencias de intensa brutalidad policial, es imposible borrar los recuerdos de los momentos hermosos. Estos recuerdos son semillas que se esparcen. Es posible que algunas nunca germinen, pero otras pronto darán frutos, y otras tal vez algún día crezcan también.

En 1980, cuando lxs activistas antinucleares establecieron una okupación llamada “la república libre de Wendland”, colgaron una pancarta que proclamaba “Turm und Dorf könnt ihr zerstören, aber nicht die Kraft, die es schuf“—”Puedes destruir nuestra torre y nuestro pueblo, pero no la fuerza que lo creó.”

Ende Gelände.

Innovaciones: Tácticas y Estrategias

Concluyamos identificando algunas de las decisiones estratégicas que han fortalecido al movimiento.

Obligar a la policía a desalojar: si en la okupación estáis pocxs y no podéis mantenerla por mucho más tiempo, puede merecer la pena considerar la idea de provocar un desalojo, porque rendirse puede parecer una derrota más grande que ser desalojado. En el pasado, ampliar la acción de las okupaciones de árboles a okupar la obra en sí, ha cumplido este propósito con bastante eficacia.

Negarse a identificarse como no-violento: aunque Ende Gelände se centra en realizar bloqueos de baja intensidad en las infraestructuras del carbón, intencionadamente ha evitado utilizar el término “no-violencia”. En su lugar, describieron sus planes como una invitación para aquellxs que podrían sentirse cómodos con un enfoque específico. Este compromiso entre los diferentes grupos involucrados en la red permitió la cooperación de actorxs muy diferentes.

Negarse a ser reducido a unas pocas reivindicaciones: En la página web de la okupación Hambi, la mayoría de los artículos están marcados explícitamente como la opinión de algunxs participantes; a veces, hay discusiones online entre diferentes escritorxs. Además, muchos de los barrios (los diferentes poblados dentro de la okupación) y, a veces, incluso casas en los árboles individuales mantienen sus propias cuentas en las redes sociales. No existe nada parecido a un cuartel general en el movimiento.

Negarse a identificarse ante la policía y los tribunales: se utilizó por primera vez en las protestas de Ende Gelände y alrededor de Hambi para proteger la participación de activistas internacionales, esta es una estrategia de doble filo, ya que quienes se niegan a identificarse corren el riesgo de ser retenidxs en prisión preventiva y se enfrentan a un mayor riesgo de que se les tomen las huellas dactilares. De todos modos, esta estrategia ha logrado disuadir al estado de presentar cargos contra muchxs activistas. Por supuesto, en cualquier momento la policía podría encerrar a cientos de activistas durante periodos más largos, pero sin la opción de negarse en masa a facilitar su identidad, muchxs no habrían participado en las protestas masivas; asumieron el riesgo conscientemente.

Después de algunos años en que lxs participantes experimentaran con negarse a identificarse, algunos de los efectos a largo plazo se han vuelto más obvios. Aquellas personas que son reconocidas por la policía a veces se enfrentan solas a los tribunales, porque otrxs miembros de sus antiguos grupos de afinidad temen que también se les identifique y se les persiga. La gente vive con miedo a ser reconocida por casualidad en otro lugar. La comunicación entre activistas y grupos se vuelve más complicada, ya que las personas cambian sus nombres con frecuencia, lo que dificulta la construcción de relaciones y cooperación duraderas.

De los bosques a las fábricas: En 2018 y 2019 se discutió el tema del tráfico dentro del movimiento; algunas personas se centraron en las exposiciones de automóviles como potenciales objetivos de acciones, mientras que otras describieron la necesidad de golpear donde más duele: en las plantas de producción. Uno de los resultados de estos debates fue un gran bloqueo a la fábrica de VW en Wolfsburg en 2019.

A veces, dejar una okupación es un paso importante para pensar estratégicamente sobre una lucha. Para quien está inmerso en la vida diaria de una okupación—constantemente ocupado en conseguir comida, agua potable y materiales de construcción y pensar cómo hacer frente a las autoridades— puede ser difícil tomar distancia para pensar en las grandes preguntas. A veces, lo mejor que se puede hacer por el movimiento es tomarse unos días o semanas de descanso, para evitar la tendencia a no ver el bosque por los árboles. Ten en cuenta: la cantidad de estructuras y barricadas no necesariamente se correlacionará con la atención de los medios (si ese es tu objetivo) o la “calidad” de una lucha. El desalojo en Hambi en 2018 llamó más la atención de los medios que el desalojo en Danni en 2020. A veces, construir más casas en los árboles es solo una manera de autoengañarse: lo que parece hacer más grande la okupación puede terminar convirtiéndose en un ritual ineficaz si no logramos dar un paso más allá.

La okupación en Flensburg.

Anunciar la reokupación: Antes de que la okupación del bosque de Hambach fuera desalojada en otoño de 2014, lxs activistas ya habían anunciado que volverían a okupar el bosque; un mes después del desalojo, el bosque fue okupado nuevamente. Incluso si personalmente no estás segurx de poder volver a participar en la okupación por estar agotado, anunciar una reokupación, como la única respuesta posible a un desalojo, es una poderosa afirmación. Invita a participar a personas que aún no se han involucrado, dando al movimiento la oportunidad de renovarse.

Acceso a Internet: durante la pandemia, cuando las personas no pueden ir a la escuela o la universidad o su trabajo se convierte en “la oficina en casa”, esta casa podría bien ser una casa en un árbol. En el bosque de Dannenröder, muchxs estudiantes estaban agradecidxs por las buenas conexiones a Internet de alta velocidad cerca de la okupación o incluso en las casas de los árboles.

Talleres: En Hambi, se llevan a cabo eventos anuales para compartir el conocimiento entre aquellxs que ya tienen experiencia y lxs futurxs habitantes defensorxs de los bosques. El intercambio de conocimientos en épocas en las que un movimiento aún es pequeño, permite hacer frente a los desafíos que surgen cuando un movimiento crece rápidamente y todxs están ocupadxs en otras cosas.

Puntos de referencia comunes: Haber estado en el mismo bosque okupado es una referencia que conecta a las personas. Incluso si la primera okupación en Hambi en 2012 no tiene mucho en común con las okupaciones de 2014, 2018 o incluso la de hoy en día, inmediatamente nos sentimos conectadxs con las personas cuando compartimos nuestras experiencias de haber estado en Hambi. Es similar a la gente que va a la ZAD o a Christiania en Copenhague; Hambi también se ha convertido en una especie de leyenda. Esto solo fue posible porque el bosque era tan grande que tan pronto como las partes okupadas eran desalojadas, la gente podía okupar otras partes del mismo bosque.

Infraestructura: Mantener abiertos (generalmente de manera “legal”) “proyectos de casas”, cerca de las okupaciones, ofrece a lxs participantes la opción de dormir en una habitación cálida y seca cuando lo necesiten, junto con una dirección en la que recibir cartas y un lugar donde conseguir agua potable y poder ducharse. Estos espacios pueden servir de oficina con conexión a Internet y quizás una impresora o una fotocopiadora. Los proyectos colectivos autoorganizados pueden ofrecer espacio para pintar pancartas, construir dispositivos para encadenarse o simplemente relajarse sin temor a ser golpeadxs o desalojadxs, y ello sin depender de estructuras de apoyo burguesas, que no están dispuestas a ayudar en determinados tipos de acción, que requieren preparación. Cuando empezaron las primeras okupaciones, lxs activistas compraron una casa cerca de Hambi. Abrieron allí el WAA (Taller de Acciones y Alternativas) para apoyar explícitamente la lucha contra la minería del lignito.

Barricada en Hambi

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Éxito

Una buena razón para okupar árboles en lugar de unirse a partidos políticos o anticuadas ONG es la oportunidad de ganar. El éxito siempre es relativo; podríamos salvar un árbol mientras se talan cientos de árboles. Pero, aun así—en esta época, salvar un árbol es algo de lo que sentirse orgullosx. Es lo correcto en una sociedad tan destructiva como la nuestra. Es una pequeña demostración de respeto por la naturaleza—y, por lo tanto, de respeto por nosotrxs mismxs.


  1. Una región de Alemania famosa por décadas de resistencia contra la industria nuclear. Allí se construyó—y luego fue desalojado—en 1980, uno de los Hüttendörfer más conocidos (“aldeas cabañas”, es decir, campamentos de protesta) conocido como la “República Libre de Wendland”. Entre 1995 y 2011, el transporte de residuos nucleares de alta actividad a Gorleben (Wendland), marcó el punto álgido del movimiento antinuclear en Alemania de esa época. Alli se reunieron desde agricultorxs locales, pasando por activistas militantes y hasta manifestantes burgueses. Uno de los principales objetivos (evitar que la mina de sal de Gorleben se utilizara como almacenamiento permanente de residuos de alta actividad) se logró finalmente en septiembre de 2020.